Estación total, sus aplicaciones
Las estaciones totales son instrumentos de medición topográfica que se utilizan para medir la distancia, la dirección y la elevación de puntos en el terreno con alta precisión. Estas mediciones se pueden utilizar para realizar levantamientos, replanteos, control de obras, cálculo de volúmenes, entre otras aplicaciones.
Una estación total se compone de un teodolito electrónico, que mide ángulos horizontales y verticales, y un distanciómetro óptico electrónico, que mide distancias mediante un haz de luz que rebota en un prisma o en una superficie reflectante. Además, cuenta con un microprocesador que procesa los datos y los almacena en una memoria interna o externa, y una pantalla que muestra los resultados y permite introducir parámetros y comandos.
Para utilizar una estación total, se debe colocar sobre un trípode y nivelar con ayuda de un nivel esférico o electrónico. Luego, se debe orientar el instrumento respecto a un sistema de coordenadas local o global, visando un punto de referencia conocido o un punto arbitrario. A continuación, se puede medir el ángulo y la distancia de cualquier punto que se quiera determinar, y obtener sus coordenadas mediante cálculos trigonométricos. También se puede realizar el proceso inverso, es decir, introducir las coordenadas de un punto y obtener el ángulo y la distancia para replantearlo en el terreno.
Las estaciones totales se clasifican según su precisión angular y lineal, su alcance, su velocidad de medición, su autonomía, su capacidad de memoria, su grado de automatización y su conectividad. Existen estaciones totales manuales, que requieren la intervención de un operador para apuntar y medir; estaciones totales robóticas, que pueden seguir y medir automáticamente un prisma en movimiento; y estaciones totales escáner, que pueden realizar escaneos tridimensionales de objetos o superficies.
Las estaciones totales son instrumentos muy versátiles y potentes, que han revolucionado el campo de la topografía y la geodesia. Sin embargo, también requieren un cuidado y un mantenimiento adecuados, así como una calibración periódica para garantizar su correcto funcionamiento y su precisión. Además, se debe tener en cuenta las condiciones ambientales y los posibles errores de medición que pueden afectar a los resultados, y aplicar las correcciones necesarias.